Tiramisu (Italia)

Este postre italiano fue creado alrededor de los años 50 del siglo pasado. Su elaboración es muy sencilla aunque existen muchas variantes a la receta tradicional que de hecho no incorporaba ni el mascarpone ni otro tipo de queso. El tiramisú consiste en una capa de bizcochos mojados en café y bañados en una crema simple. Al café se le puede añadir un licor - en Italia es típico el amaretto - mientras que a la crema, compuesta por huevos batidos y azúcar, se ha venido incorporando últimamente un queso cremoso denominado mascarpone.

INGREDIENTES :
4 huevos
400 gramos de queso mascarpone (opcional)
120 gramos de azúcar **
12 bizcochos
1 taza de café
2 cucharadas de licor (amareto, brandy etc) (opcional)
** es mejor emplear azúcar glass - azúcar pulverizado - para facilitar las mezclas.

En primer lugar separamos las claras de las yemas. Vamos a trabajar las yemas y de momento reservamos las claras. Batimos las yemas con fuerza mezclándolas con la mitad del azúcar (60 gramos) y una vez disuelto, incorporamos si queremos el queso mascarpone (otro tipo de queso fresco de sabor no muy fuerte también es válido). Ahora vamos a batir las claras para que queden a punto de nieve. Para ello echamos unas gotas de limón y batimos con la batidora de varillas con contundencia hasta que podemos girar el pote y las claras no caen. Entonces añadimos el resto de azúcar y continuamos batiendo hasta que la mezcla quede con la consistencia de un merengue. En este momento ya podemos unir ambas mezclas con sumo cuidado, ya que pretendemos que no se bajen las claras montadas. Para ello vertemos las claras sobre las yemas - no al revés - y suavemente giramos en vertical las varillas unos breves minutos hasta que la mezcla, que continuará firme y alta, se homogenice.
A continuación hacemos café normal y componemos una taza tal y como la tomaríamos, con su dósis de azúcar (unos 10 ó 20 gramos) y si queremos un poco de licor. Cogemos los bizcochos y los mojamos simplemente vuelta y vuelta escurriendo el sobrante. Los vamos colocando en la fuente o molde adecuándolos según la forma requerida. Es recomendable emplear una base de cristal con un aro para pasteles que podamos desprender fácilmente ya que el pastel resultante no será suficientemente firme para desmoldarlo. Una vez tenemos la capa base cubrimos con la crema y rematamos espolvoreando cacao sobre la superficie. Se debe dejar en la nevera al menos seis horas antes de consumirlo.