Cosas que deberíamos saber sobre la pasta

La pasta es, sin lugar a dudas, uno de los grandes alimentos creados por la Humanidad y tal vez el más aceptado por todo tipo de gente y condición.
Origen de la pasta
Existe la creencia de que fue Marco Polo quien trajo el conocimiento de la pasta a Europa tras sus viajes por el Lejano Oriente. En la actualidad se cree que esto no fue así y que la pasta, en diversas formas, ya existía durante el Imperio Romano . Lo que sí es innegable es que la pasta moderna, tal y como la conocemos, nació en el sur de Italia y desde allí se expandió por todo Occidente. En España se consume desde el siglo XVIII cuando fue introducida por el rey Carlos III cuyo anterior cargo fue el de rey de Nápoles. En en Lejano Oriente la pasta ha seguido una evolución diferente y la influencia italiana es nula.
Composición de la pasta
Aunque la pasta se puede hacer con diversos cereales el más común es el trigo. Existen dos tipos fundamentales de trigo : el blando y el duro (triticum durum). Si se muele trigo blando se obtiene harina mientras que al moler trigo duro se obtiene sémola o semolina. De la harina obtenida del trigo blando se hace pan mientras que con el trigo duro se fabrica la pasta y en determinadas zonas cus-cus o bulgur.
El trigo duro es nutricionalmente muy rico y se presta a los procesos de fabricación de todo tipo de pasta, incluido el secado. Del trigo blando se puede hacer pasta pero ésta resulta de menor calidad. La pasta de trigo blando al cocerla blanquea mucho el agua al ceder el almidón, del cual posee una mayor cantidad. En Italia jamás se ha empleado trigo blando para la elaboración de la pasta mientras que en España hasta hace unos cincuenta años no se empleaba mas que trigo blando. Actualmente esto no es así y la mayoría de fabricantes usan exclusivamente el trigo duro. Reminiscencia de un pasado en que convivieron ambos tipos de pasta es la denominación de "calidad extra" o "pasta de calidad superior" que aún pervive en algunos envasados y que pretendían diferenciarla de la pasta de trigo blando.
La pasta contiene carbohidratos mayoritariamente, alrededor de un 10% de proteínas y aproximadamente un 2% de minerales y grasas.
Aspectos nutricionales
Los carbohidratos (conocidos también de forma incorrecta como hidratos de carbono) proporcionan energía al ser humano. Los carbohidratos se transforman en glucosa que es el "alimento" interno necesario para el cuerpo humano. Se considera que una dieta equilibrada nos debería aportar entre el 55 y 60% de la energía a través de los carbohidratos, siendo los más recomendables los procedentes de la pasta ya que otros, como el azúcar, por su carácter oxidante y su efecto adverso frente a determinadas enfermedades no deberían aportar más de un 6% del total.
Conviene aclarar que determinadas pastas se "colorean" empleando verduras. Las más comunes son la espinaca (color verde), la zanahoria (naranja) y el tomate (rojo). Si bien entonces se puede decir que la pasta contiene vitaminas el aporte de verduras es apenas del 1%, por lo cual no las sustituyen de ningún modo.
Es probable que los homínidos ya fueran capaces de metabolizar el almidón hace dos millones de años lo cual hace que en la actualidad la pasta, y cualquier tipo de carbohidrato, sean muy fáciles de digerir.
¿Engorda la pasta?
La pasta es básicamente carbohidratos y prácticamente nada de grasa. Unos 100 gramos de pasta, evidentemente sin salsas adicionadas, aportan alrededor de 300 calorías. Consideremos una mujer de 50 Kg que lleva una vida prácticamente sedentaria pero sin problemas de sobrepeso. Para mantener su peso necesitaría consumir cada día 1500 calorías de manera que esos 100 gramos de pasta constituirían un 20% del total. Puesto que la pasta se pesa en "seco" al añadirle el agua de la cocción que ha absorbido tendríamos una ración de tamaño nada despreciable. Es decir, que no se tendría sensación de comer "poco". El carbohidrato representa energía rápida para nuestro cuerpo, es decir, se transforma en glucosa y va directamente al cerebro y a los músculos. El sobrante de "energía" que no se utiliza se transforma en grasa que se almacena en nuestro cuerpo para épocas de "escasez". Es decir, si la pasta que consumimos se utiliza rápidamente y en su totalidad no engorda. En cambio si la ración supera lo necesario por nuestro cuerpo sí que se produce un almacenamiento en forma de grasa. Es por esta razón que los deportistas consumen mucha pasta : se digiere bien, aporta mucha energía y no deja "residuo" alguno, ideal como aperitivo antes de correr una maratón o jugar un partido de fútbol. Otro efecto importante de la pasta es la posibilidad de dosificar su absorción. Esto es, que nuestro cuerpo "tome" los carbohidratos en largos periodos de tiempo. Esto se consigue cocinando la pasta al "dente". Cocinar al dente significa que al morder la pasta notamos cierta resistencia. Si estáis habituados a la pasta cocida-cocida os puede parecer que no está hecha. Realmente ésta es la forma de comer pasta, siempre al dente. Al comerla de este modo el sistema digestivo tarda más tiempo en asimilar el carbohidrato de manera que la energía está disponible durante un periodo de tiempo más largo. Esto evidentemente es ideal para soportar largas jornadas laborables, sobretodo si interviene algún tipo de sobreesfuerzo muscular (como por ejemplo los trabajadores que permanecen gran parte de su jornada laboral de pie) o intelectual (como el que pudieran sufrir los teleoperadores). El trigo contiene gluten que es una proteína que ayuda a otorgar a la pasta un carácter saciante. Al comer pasta, sobre todo cocinada al dente, tenemos la sensación de plenitud. Esto ayuda a moderar la ingesta de otros alimentos. Es decir, que la pasta no engorda si la tomamos desprovista de salsas y dentro de unos límites cuantitativos nada estrictos. ¿Cuándo debemos comer pasta? No existe una regla que determine qué momento del día es adecuado para tomar pasta. Lo ideal sería consumirla a primera hora de la mañana para que su energía nos acompañara durante el resto del día. Culturalmente esto nos resultaría chocante a los occidentales pero es habitual en otros países del Lejano Oriente. En cualquier caso solemos tomar - o deberíamos tomar - cereales que hacen un efecto similar. Sin embargo en caso de esfuerzo físico continuado o intelectual - recordemos que gran parte de los carbohidratos van destinados a alimentar el cerebro - sería recomendable comer pasta al menos una hora antes de realizar los mismos, fuera cual fuera la hora de los mismos. La pasta es menos recomendable a última hora del día. Aporta una energía que nuestro cuerpo ya no va a utilizar puesto que generalmente estará en reposo o directamente dormido. Tampoco es recomendable en niños, y mucho menos en los hiperactivos, puesto que los activa cuando deberían tender a la relajación. Los trabajadores nocturnos en cambio sí deberían tomar pasta al dente durante la cena y abstenerse de comer nada durante las horas de vigilia ya que en caso contrario la hormona que detiene la digestión no se generaría creando problemas estomacales. Comiendo pasta es prácticamente seguro que la digestión será rápida y el cuerpo sufrirá poco por efecto del horario nocturno. ¿Cómo se cocina la pasta? La pasta se debería cocinar al dente. Se consigue empleando 1 litro de agua por cada 100 gramos de pasta y añadiendo una cucharadita de sal por litro. Cuando el agua hierve se vierte la pasta y se siguen las instrucciones que el fabricante indica. Si no las tenemos simplemente probamos la pasta de vez en cuando hasta que la notemos blanda por fuera y al hincar el diente todavía esté algo dura. Mientras la pasta hierve debemos ir removiendo con cuidado para evitar que se pegue entre sí. Algunos echan aceite al agua pero como éste flota en general tiene poca efectividad. Cuando escurrimos la pasta debemos emplearla inmediatamente. Si no es así podemos añadir un poco de aceite y remover con cuidado para que no se pegue. En cualquier caso nunca se debería poner bajo el chorro de agua del grifo ya que perdería propiedades. Los niños, y algunos mayores, suelen preferir la pasta muy blanda. Esto no es malo pero entonces la energía se libera de golpe e inmediatamente perdiendo ese poder de "aporte constante" que es tan valioso. ¿Es mejor la pasta fresca que la seca? La pasta fresca es un producto perecedero mientra que la seca, guardada en condiciones óptimas, puede durar hasta años. La composición de una y otra es la misma : la pasta que vemos seca antes era fresca. Para conseguir que se seque se la somete a un proceso bastante delicado que emplea el calor. Si no se hace bien la pasta se seca y agrieta. Cuando se hace bien la pasta resultante tiene prácticamente las mismas cualidades que la fresca. Ocurre sin embargo que hay dos formas industriales de practicar el proceso de secado. El "bueno" emplea temperaturas moderadas para el secado mientras que el "menos bueno" emplea temperaturas altas. El segundo sí que altera la calidad del producto disminuyendo su aporte nutricional. Es difícil saber qué productor utiliza una u otra técnica si bien se puede considerar que la gran mayoría emplea temperaturas bajas. Personalmente empleo pasta fresca para la pasta rellena - raviolis, tortellini - pero no tanto por la calidad de la pasta sino por el relleno. ¿Cómo se come la pasta? La duda generalmente nace con las pastas "largas" : spaguetti, tallarini, papardelle etc. El resto es obvio que pinchando o recogiendo con el tenedor. Tal es la duda que muchos comensales prefieren pedir otro tipo de platos antes de tener que enfrentarse con un plato de pasta larga. Os explico la manera italiana que es la correcta. No se emplea jamás la cuchara. Si la pides en un restaurante de Italia probablemente te mirarán de forma extraña ya que se considera de mala educación. La pasta larga tampoco se corta. Atacar el plato con cuchillo y tenedor es incorrecto. Tampoco se corta con el lado del tenedor. En primer lugar la pasta larga se debe servir en plato hondo (como el de la sopa). Clavamos el tenedor en el centro del plato y llevamos una porción de la pasta hacia un lado del plato, de manera que utilicemos la pared del plato hondo para apoyarnos. Ahora colocamos el tenedor en vertical y enrollamos la pasta de manera que quede totalmente enrollada. Seamos cautos a la hora de coger la pasta : ¡cada hebra de spaguetti mide 25 cm, así que con un par de hebras tenemos medio metro de pasta en la boca ! La pasta no se debe sorber o aspirar, ni tampoco debe quedar colgando de la boca para continuar parcialmente enrollada en el plato. No se debe poner la servilleta como babero ni mojar más salsa que la que lleve la pasta impregnada. Ni que decir tiene que un italiano reconoce a la legua a otro italiano por la forma que tiene de comer pasta. Para el resto de los mortales, es cuestión de práctica y paciencia como con los palillos orientales.
Existen innumerables clases de pasta : enteras, de arroz, según la forma y uso que les demos etc. Todo esto lo trataré en un próximo artículo.