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La enfermedad de Parkinson : ¿leche o café?

La enfermedad de Parkinson es un tipo de trastorno neurológico degenerativo que aparece como consecuencia de la destrucción de las neuronas de la sustancia negra. Dicha sustancia negra es la responsable de los movimientos del cuerpo y su destrucción acarrea parálisis, falta de coordinación y problemas en la función cognitiva. El síntoma más visible es el temblor de las extremidades, la falta de expresividad y la rigidez en los movimientos. 

Es una enfermedad crónica de la cual se desconoce la causa exacta de su aparición y que carece de cura efectiva, si bien hasta la aparición de la levodopa la esperanza de vida de un enfermo de Parkinson se limitaba a unos pocos años mientras que en la actualidad ésta puede ser de más de dos décadas.

Si bien se desconoce la causa que motiva la aparición de la enfermedad de Parkinson algunos estudios apuntan a la presencia de contaminantes metálicos (por ejemplo se sabe que el manganeso es un factor que favorece la aparición de la enfermedad), el uso de pesticidas o la propensión genética. Se sabe que la incidencia es mucho mayor en individuos de piel clara, varones y de países como Estados Unidos, Albania o Egipto. 

Respecto a si existe una causa relacionada con la alimentación bastantes estudios (1) apuntan a que el consumo de leche y derivados puede ser causa de Parkinson. Se han estudiado los componentes de la leche uno a uno y se sabe que el calcio que ésta contiene, la vitamina D o la grasa no son causas directas del Parkinson puesto que suministradas de forma independiente no provocan la aparición de la enfermedad. Se ha pensado que la presencia de pesticidas u otras toxinas en la leche, aunque fueran a niveles casi indetectables, se acumularían en el cerebro provocando la muerte de las neuronas. No obstante se sabe que los individuos que consumen leche desnatada han desarrollado también Parkinson, lo que hace difícil que se cumpla la hipótesis de las toxinas ya que éstas tienden a acumularse en la grasa. Algunos escépticos indican que culpabilizar a los productos lácteos sin atender a otros factores de la vida del individuo es como achacar la enfermedad al hecho de que un porcentaje importante de los enfermos tuviera por costumbre entrar a los ascensores adelantando el pie derecho : mera estadística mal aplicada. No obstante el consumo de lácteos podría explicar la razón por la cual la enfermedad tiene una alta prevalencia entre los amish - grandes consumidores de lácteos - , toda vez que se ha descartado una causa genética entre los mismos.

Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el café, más concretamente la cafeína, tiene un efecto positivo tanto para prevenir la enfermedad como para aliviar los síntomas una vez aparecen. La acción de la cafeína es la de bloquear el receptor adenosina A2A, directamente implicada en el Parkinson. Diversos estudios (2) han indicado que con dos dosis diarias de cafeína de entre 100 y 200 mg (el equivalente a dos tazas bien cargadas) es posible mejorar sensiblemente los síntomas de la enfermedad. La cafeína puede obtenerse tanto del café como de bebidas o refrescos que la incorporen. Algunos detractores de estos estudios señalan que el consumo superior a una dosis efectiva - cuyo valor aún se desconoce - provoca efectos colaterales como son el aumento del nerviosismo o incluso un temblor aún más acusado. También se ha constatado que los estudios estadísticos no son todo lo amplios y representativos que cabría esperar para emitir una hipótesis positiva hacia el consumo de café. Máxime cuando también se ha especulado con que el tabaco tiene un efecto beneficioso en los síntomas de la enfermedad...y a nadie se le ha ocurrido recomendar a los enfermos ponerse a fumar.



1 : http://www.neurology.org/content/64/6/1047.abstract
2 : http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3370885/